martes, 12 de mayo de 2015

Aquí tenéis una ficha para que los niños la puedan colorear a la vez que rezamos a María o cantamos alguna canción.

Querida familia:
¿Cómo van  vuestros entrenamientos en familia?Esperamos que estéis disfrutando mucho de los pequeños momentos que os proporciona el tiempo que pasáís juntos, rezando en familia.
Ya estamos en mayo y, como bien sabéis, este mes está especiamente dedicado a nuestra Madre, la Virgen María.
Como buena Madre, María valora siempre cualquier pequeño detalle de amor que tengamos con Ella. Nos acompaña silenciosamente a cada momento, se alegra cuando nosotros estamos alegres y nos acompaña en nuestras penas. Nos acoge en sus brazos cuando estamos cansados o desanimados, siempre tiene una mirada de amor para con nosotros. No importa si hace tiempo que no nos acordamos de Ella, ya que Ella siempre está dispuesta a acogernos y escucharnos con inmenso amor de Madre...Y lo más importante: estando cerca de María estamos cerca de su Hijo Jesús.

Todos tenemos recuerdos de haber vivido el mes de mayo en el cole, en casa, en la parroquia...de forma sencilla, con un Ave María, llevando flores (rosas y celindas en un pequeño ramito que nos hacía mamá o la abuela),participando en el rezo del Rosario...Pues eso es lo que pretendemos: estar un ratito con nuestra Madre,de forma sencilla , pero con mucho Amor.
¡Ojalá nuestros hijos el día de mañana recuerden con cariño esos momentos vividos junto a María!

lunes, 4 de mayo de 2015

Tú me enseñaste a rezar

Tú me enseñaste a rezar

"Nos hacíamos pequeños para llegar más arriba"

Maternidad Cassatt 01

Cuando era muy pequeño me enseñaste a rezar. Lo más importante que sé no lo he aprendido en la escuela ni en la iglesia. Lo aprendí de ti. Contigo repetía aquellas palabras. Llamábamos a Dios y hablábamos con él, y él era un padre que lo podía todo, lo tenía todo, nos lo daba todo. Era un Padre bueno que nos escuchaba en nuestros momentos felices y en nuestros apuros y nos ayudaba a esforzarnos para ser buenos como él.

Ahora yo le rezo a Dios por ti todos los días. Y ahora mismo le digo: Gracias, Dios mío, por mi madre. Delante de ti, ella y yo, todos, somos igual que niños. Abrázala. Bendícela. Pon tus manos sobre su frente. Bésala con tu infinito amor.
Amén.